Tenía menos experiencia que yo... y ganaba el doble

Yo también pensé que con más experiencia iba a ganar más.

Que mientras más años acumulara, más valdría mi trabajo.
Que si hacía bien las cosas, alguien se iba a dar cuenta.

Y entonces vendrían las mejores oportunidades.

Hasta que vi que…

Alguien con menos experiencia, menos títulos, menos recorrido…
ganando el doble que yo.

Al principio me dolió (no te voy a mentir)
Y sí, me sentí frustrado.

Pero después de respirar (y de dejar el ego a un lado), me hice una sola pregunta

¿Qué está haciendo esta persona diferente a mí?

Y ahí lo vi claro.

No es que supiera más.
No es que fuera mejor.

Es que sabía presentarse.

Sabía explicarle al mundo lo que ofrecía.
Sabía vender su valor en digital.

Y eso cambió todo.

Porque ahí entendí que no basta con saber.
Hay que saber contarlo.

No basta con tener experiencia.
Hay que aprender a traducirla.

Y eso es lo que muy pocos te enseñan.

No se trata de exagerar.
Ni de inventar.
Ni de montar una marca personal de mentira.

Se trata de escribir bien un mensaje.

De hacer una propuesta concreta.

De decir con claridad: esto es lo que hago y esto es cómo puedo ayudarte.

Si tú sabes cosas, pero no las estás mostrando bien…
hay alguien allá afuera con menos que tú, ganando más.

No porque sea más capaz.
Sino porque está sabiendo jugar el juego de hoy en día.

Y no te digo esto para desmotivarte.
Todo lo contrario.

Te lo digo para que abras los ojos.

Porque tú también puedes jugar ese juego.
Solo necesitas aprender las reglas.

Y no es complicado.

Es solo diferente.

Nos vemos mañana,

—Andry de

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